Con esa frase James Carville lo trajo a Bill Clinton de sus desvaneos en la campaña de 1992 que luego lo depositaría en la presidencia. A años luz de distancia el tranquilino y sus socios atraviesan por algo semejante. Quieren desplazar el eje a cuestiones menores y superficiales tales como seguir sumando gente a los bancos de suplentes y áreas críticas (recintos y vestuarios), promocionar jornadas absurdas o prometer torneos nacionales a instituciones devastadas en lo económico.
En este lapso se derogó una de las fuentes de finaciamiento genuino como la onerosidad de los pases. No se cobró un centavo por la tasa municipal de derecho de espectáculo con el agravante que Estudiantes de La Plata desplazó su localía hasta fines de 2010 a la ciudad de Quilmes. Gimnasia no pagó un peso ni lo hará máxime teniendo en cuenta que a su Vicepresidente 1º Fabian Cagliardi el timorato y sus complices lo llamaron el año pasado para informarle del desinterés de sus clubes por cobrar esa tasa.
En los próximos días publicaremos un análisis exhaustivo de como en los proximos meses serán los clubes los que deban cubrir estos desfasajes. Claro que el sponsor en las camisetas de los clubes de la Municipalidad de La Plata seguramente alivianará esta carga.

 
 
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