Muy atrás quedaron los tiempos en que los palcos oficiales y los tentempié de los entretiempos de los partidos de la Selección Argentina de Fútbol abrigaban charlas en torno a futuras medidas o inicios de negociaciones por temas que trascendían el partido.
Hoy el Presidente de la AFA se ocupa que su palco no lo colonicen mediáticos y chiruzas con aires de reina.
La chatura del juego distrae a cuestiones menos deportivas.
Tiempos de vedetongas de escaso nivel. ¿Dónde habrán quedado las críticas mordaces que desde el moyanismo en un tiempo unido a las paupérrima figura de Luis Segura descargaba sobre el conductor televisivo que alguna vez soñó con conducir el fútbol argentino. Postales. No mas que eso.

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