El primer acto de la mala comedia del timorato y sus secuaces no logró aglutinar mucha mas gente que lo que se estila en los partidos inciales del Argentino. Dice la crónica del Diario Hoy: "...Desde la tribuna se alcanzaban a ver, en miniatura, las torres de la Catedral. Pensamos en la ciudad en toda su dimensión (enorme, como este Torneo Argentino C) y creemos que ni el más preocupado por el fútbol podría adivinar que a las 17.30 del domingo había partido". Cualquier similitud con arranques de torneos anteriores es pura coincidencia.
Está mas que claro este Torneo no interesa ni desde lo deportivo, ni desde lo económico y en su proyección competitiva, será ponderable recien a partir de la clasificación de los 48 mejores clubes, sobre la friolera de 291 que iniciaron la competencia para interesar a empresarios y cazatalentos en la búsqueda y detección de algún jugador que pueda haberse escapado de la rapiña.
Albert Einstein afirmaba que era un signo de insensatez hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes. Claro, que tanta estupidez inhibe de peticionar sentido común.
La verdad es que también es insensato discutir con ignorantes y mucho peor hacerlo con malintencionados. Porque solo un ignorante precipita a los clubes a una aventura que económicamente los va a emprobrecer mucho mas. Y solo un malintecionado lo hace a sabiendas que insolventará a sus clubes para tributar a una caja que nunca derrama hacia los que dejan mucho mas que ilusiones y esperanzas en estas competencias que como se vé ya no engañan a nadie.
Del fulbito poco para contar mas que un impresentable arbitraje proveniente de las filas aminoguana acorde a la chatura y nula proyección de la competencia.
¿Cuál es el segundo acto, Matías?

 
 
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