Con las reglas de juego puestas Claudio Tapia secundado por su suegro, el mandamas de Independiente de Avellaneda y de una facción del movimiento obrero desorganizado, don Hugo Moyano cocinaron a fuego lento y tejieron, mientrás muchos vacacionaban por acá o en el exterior. Sellaron acuerdos, hicieron muchas promesas y combinaron dos componentes en una fórmula casi invencible: ascenso + interior. Con estas reglas del juego Tapia sueña ser el presidente de la AFA porque cuenta con el PODER de los votos. 
Del otro lado los llamados grandes. En tiempos de crisis y devaluación los viejos ricos contando grandezas pasadas se erigen y creen opulentos. Con ellos pactó Grondona y reinó casi 40 años solo interrumpidos por su muerte. Fueron, son y serán la HEGEMONÍA en el fútbol argentino.
Señores, en honor a Antonio Gramsci la hegemonía y el poder no son la misma cosa y es por eso que a la hegemonía le importa un bledo el sello AFA porque no se nutren de letras sino del sempiterno manejo que sostienen desde la década del 30 del siglo pasado cuando el fútbol argentino dejó el amateurismo para los soñadores.
La idea de la "super" Liga no otra cosa que el modelo español, una Liga Profesional que maneja los millonarios ingresos que produce (en España lo hace Tebas y aquí ¿Tinelli?) y las divisiones menores y las Selecciones la Real Federación Española, allá manejada por Villar y acá ¿por un inteventor puesto por Macri del tipo Marín que, ahora sin fútbol para todos queda desocupado?
Eso sí, así como la Real Federación Española ejerce la representación en FIFA nuestra AFA residual se quedaría con esa embajada degradada que reparte viáticos en francos suizos pero chorreando corrupción. Sin glamour es mas interesante "jugar en las grandes Ligas", como dicen la frase popular.
Capitalismo y neoliberalismo brutal, apañado desde Balcarce 50 y en la búsqueda de un rostro que le de glamour y sustento al plan de marketing que cocinan a fuego lento para vender la nueva "super".
Las dudas que aparecen por estas horas es si la mayoría silenciosa y postergada que encarna el país a través de las Ligas de interior y el pobrerío del ascenso de la Capital y el gran Buenos Aires aceptan sin chistar o asumen el llamado de la hora. El reloj como siempre: NO PARA

 
 
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