¿SACAMOS PASAPORTE?

Lejos muy lejos quedaron aquellos años de clasificaciones a los mundiales indiscutidas (salvo el tropezón de 1994). 

En aquellas épocas doradas los esbirros y "abogados" de calle Viamonte a estas alturas empezaban a comprar valijas, reemplazaban las guías filcar por alguna enciclopedia ilustrada mientras realizaban trámites para la obtención del pasaporte.

Eran los tiempos en que un "federico" hacia horas extras en la AFA y estaba afectado a la "seguridad" privada del edificio además de los trámites engorrosos y "caros" para acelerar el bendito documento en momentos de apuro. Hoy se saca en un día y a la AFA la cuida la metropolitana.

En estos días aciagos el milagro de la clasificación a Rusia 2018 está más asentado en la presencia de Messi por su empuje "marketinero" y comercial que en el pobre fútbol que despliega un equipo sin alma ni ambición.

Triste presente dónde en los palcos oficiales se dirimen butacas con las vedetongas mientras el pueblo trata de colarse en algún bar donde pague el cable para ver el espanto deportivo que ofrece el team de Sampaoli. 

Para formar un equipo campeón hay que asentarlo en un trípode: buenos dirigentes, un gran conductor (como lo fueron Menotti, Bilardo, Sabella) y buenos jugadores.

Tiene nuestro país buenos dirigentes conduciendo y llevando a cabo la logística necesaria para sostener un equipo campeón?

Es Sampaoli, entrando por la ventana, un técnico de los kilates de los antes nombrados?

Y los jugadores cuyas condiciones técnicas están fuera de discusión tienen interés en esa camiseta que se calzan no sin fastidio cada vez que son convocados?

Existe algo llamado mística en los equipos campeones que consiste en esa transformación que hace la diferencia, el resto es azar; aunque a la suerte siempre hay que ayudarla.

La marca registrada "Selección Argentina" fue el sostén de Julio Grondona para perpetuarse en el cargo de Presidente hasta su muerte pero, claro, no dejaba un día de su vida en trabajar para ello.

Esta dirigencia hoy está mucho mas ocupada en reformar estatutos y reglamentos para ver como hacen para quedarse, al menos, los ocho años a los que los limitó la FIFA.

Veremos hasta dónde las necesidades comerciales de la FIFA harán más presión que el presente deportivo de un equipo des-almado.