Para los orientales, el karma, es una carga que incorporamos y nos acompaña, durante la estancia en éste plano, como efecto de una causa que nosotros creamos. Cuando lo producido es contranatural y controvierte el equilibrio universal, es negativo y estigmatizante. Incluso, puede trasladarse a nuestra prole. La liga en algún punto de su larga historia produjo (causa) un hecho (contrario a la naturaleza) del que resultó un karma que se ha ido trasladando por generaciones y, hasta que no se libere de esa carga, seguirá produciendo sufrimiento.
No por reiterado deja de ser lamentable: la Liga Amateur Platense de Futbol (salvo en honrosos interregnos) es un hecho periodístico solo cuando cruza lo policial, judicial o trágico. Los tabloides y otros medios se ocupan con generosidad de ella; siempre que lo sucedido, trepe a bochorno o, resulte la muerte o, heridas invalidantes de quienes directa o indirectamente participan de sus competencias.
A medida que se apagan las luces del cabaret de Mazzacane, la Liga pierde centimetraje en los tabloides o, se dejan de publicar y escuchar noticias en los medios digitales, televisivos y radiales. La última asamblea, en espera y con final abierto, es parte de ese paisaje denigratorio.
Nos toman por idiotas y pretenden hacernos creer que la Liga sufre una amenaza exterior. Nada de eso: es la misma banda de impresentables e inútiles que la ocupan desde hace doce años; y hoy han formado dos bandos. Si diez inútiles se separan en dos grupos de cinco: siguen siendo diez inútiles. Tanto la yema como la clara integran el mismo huevo.
El relato sobre cachete como un agente externo agresor es de mínima insultante. Arteca abasteció a Mazzacane de reuniones con los Bruera y sus contactos en la Dirección de Personas Jurídicas a la que, ahora presentan como un organismo politizado y cercano al mofletudo. Cuando un tal Trotta, sirviente de los políticos de turno manipuló la institucionalidad de la Liga era bueno; hoy resulta una intromisión inadmisible. Oscuros momentos en la historia de la Liga cuando de haber querido, la gestión de Daniel Costoya, judicializar el conflicto de la banda del balbuceante, tal vez meses, quizás años (como sucedió con la Federación de Fútbol del Este de la Provincia de Buenos Aires) hubieran llevado a la Liga a su extinción. En ese momento Mazzacane, en representación de su jefe chatarrero, lideraba a los destituyentes. Hoy, como tesorero, respalda a Castagnini (como antes el chatarrero lo hizo con él) sosteniendo que esa Dirección Provincial que años atrás legitimó su asonada; hoy es un bureau maléfico. En algún momento veremos inaugurado el salón "el tero" Mazzacane contiguo al de su ex protector.
"No sabe perder" minimiza y reduce Castagnini a la
Cachete es una protuberancia que Mazzacane y compañía recién ahora, se dieron cuenta que es maligna y debía extirparse. ¡Qué culpa tienen los clubes que un estúpido no sepa que le vendieron un gato callejero en vez de una liebre!
No se pueden leer hitos deportivos porque no los hay. Tampoco avances institucionales porque la Liga no aparece en la constelación de instituciones a las que se consulta. Y socialmente, volvió a la oscuridad machirula donde la familia ya no está.
En el mientras tanto los clubes siguen esperando que en las páginas de deportes y en otros medios se resalten los logros de gestión que, de momento, brillan por su ausencia. O, tal vez, el fin de un karma que debe, por el bien de la Liga, terminar.
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