Es similar a lo que sucede con los naipes españoles, el jugador que "orejea" las barajas: apenas ve las botitas sabe que viene una sota. Y con las patas de la sota debe mentir el chico, el truco o se va al mazo. Eduardo "El breve" Castagnani apenas proclamado, en la asamblea del escándalo: gritos desgarradores (¿gritará ahora la empleada?), palmaditas de ocasión y sus primeros balbuceos orejeó y vio que su juego eran dos sotas y un cuatro. El mazo era la mejor opción. Sin embargo, acicateado por el tero y sus nuevos "asesores" tomó la peor decisión: mentir el tanto y retrucar.
Mintió en su intento de legitimar un acto ineficaz: su asamblea de designación. Mintió y se mintió al perseguir a quienes no acompañaban sus locos desvaríos. Mintió seduciendo clubes que le desconfiaban aún antes de la asamblea. Mintió trayendo agrupaciones y grupetes de barrios sin cancha ni estructura pero, eso sí, afines a la runfla ilegítima. Los sedujo con la zanahoria de una nueva divisional (Primera C) con ascensos y derechos políticos. Mintió cuando redujo a unas personas la oposición de clubes a su ilegitimidad y miente ahora cuando dice que se pone a disposición de los interventores.
El breve y su banda en fuga hicieron en estos meses de agonía y "okupación final" lo que los políticos norteamericanos denominan "daños a escala". Antes de la retirada hay que quemar la tierra y envenenar los pozos. El que venga deberá lidiar con eso antes que con el mandato que le fue encomendado.
Nobleza obliga: las intervenciones son verticales NUNCA horizontales. Por ende, la legitimidad de sus decisiones son el acto administrativo que los designa y sostiene. Negociar y, encima con personajes ajenos a la Liga es una ingenuidad culpable como mínimo. Seremos benévolos por ahora.
La renuncia con carta de despedida melancólica incluida por parte de los miembros del tribunal de disciplina liguista no se discute ni pondera. Son cuestiones de principios aunque no viene nada mal recordar a los honorables salientes que toda renuncia de una persona de bien SIEMPRE es indeclinable. Los canallas y rufianes la presentan para que no se las acepten.
Veremos que viene. Juan Perón sostenía que al rengo hay que dejarlo caminar para saber de que pierna renguea. Es de esperar que ninguna de las dos sean de mentiras como las del mazzcanismo que se fue como debía: ARRASTRÁNDOSE Y POR LA PUERTA DE ATRÁS.
Mintió en su intento de legitimar un acto ineficaz: su asamblea de designación. Mintió y se mintió al perseguir a quienes no acompañaban sus locos desvaríos. Mintió seduciendo clubes que le desconfiaban aún antes de la asamblea. Mintió trayendo agrupaciones y grupetes de barrios sin cancha ni estructura pero, eso sí, afines a la runfla ilegítima. Los sedujo con la zanahoria de una nueva divisional (Primera C) con ascensos y derechos políticos. Mintió cuando redujo a unas personas la oposición de clubes a su ilegitimidad y miente ahora cuando dice que se pone a disposición de los interventores.
El breve y su banda en fuga hicieron en estos meses de agonía y "okupación final" lo que los políticos norteamericanos denominan "daños a escala". Antes de la retirada hay que quemar la tierra y envenenar los pozos. El que venga deberá lidiar con eso antes que con el mandato que le fue encomendado.
Nobleza obliga: las intervenciones son verticales NUNCA horizontales. Por ende, la legitimidad de sus decisiones son el acto administrativo que los designa y sostiene. Negociar y, encima con personajes ajenos a la Liga es una ingenuidad culpable como mínimo. Seremos benévolos por ahora.
La renuncia con carta de despedida melancólica incluida por parte de los miembros del tribunal de disciplina liguista no se discute ni pondera. Son cuestiones de principios aunque no viene nada mal recordar a los honorables salientes que toda renuncia de una persona de bien SIEMPRE es indeclinable. Los canallas y rufianes la presentan para que no se las acepten.
Veremos que viene. Juan Perón sostenía que al rengo hay que dejarlo caminar para saber de que pierna renguea. Es de esperar que ninguna de las dos sean de mentiras como las del mazzcanismo que se fue como debía: ARRASTRÁNDOSE Y POR LA PUERTA DE ATRÁS.
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