Sobre llovido, mojado. Los interventores (al final era colegiada la intervención) anunciaron que una auditoria practicada, en la tesorería de la Liga, arrojó un faltante de dinero sin justificar. La tesorería -que operaba sin cuenta bancaria por estar obturada- era manejada por el corredor de bebidas gaseosas y saborizadas, Marcelo "el tero" Mazzacane junto a la empleada que, en crisis, grita e insulta.
Luego de un tumulto, el tero denunció que amagaron a desalojarlo de la sede social con la Policía. El asunto es que la dupla interventora no quería que ingrese a la reunión así como tampoco "el breve" pero, declinaron su posición (y siguen las contra marchas). Finalmente, el pusilánime Mazzacane, apoyadito en una puerta, escuchó sin pronunciar palabras. Luego declararía a los "cronistas" de grabador con pauta que está muy tranquilo con su gestión. Si en unos meses falta guita imaginen si se quedaba cuatro años.
Desvergüenza por herencia. Todo lo que éste personaje lamentable deja en la Liga es afrenta y baldón.
"Ten paciencia, sostenía Couture, el tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración".
En otro orden, las contradicciones en el manejo de la falsa divisional, creada por los ocupantes ilegales van desangelando a la dupla interventora que se muestra vehemente de pico y floja en el obrar. Dos trinos de pajaritos y un amague y retrogradan decisiones que, parecían definidas. A éste ritmo noventa días serán una eternidad.
El show del mazzacanismo insepulto y la ayuda de funcionarios afectos al reunionismo promete más escenas como éstas.
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