"Es el poder, estúpido". La adaptación de la célebre frase de James Carville podría perfectamente describir el estado de la cuestión en la AFA.
Poco importa la "Superliga" que se lanza sí o sí, por dentro o fuera de la AFA. Poco importan las elecciones-previstas originalmente para el 30 de junio- y menos sus candidatos.
Lo que se dirime por estas horas es el poder. Quién tendrá el manejo de la caja y quién autorizará, en lo sucesivo, los gastos de una AFA que a este ritmo es insostenible.
Se viene el ajuste tan inevitable, tan temido. La AFA es un ministerio, dijo alguna vez uno de los tantos opinólogos especializados en fútbol. Y esa masa salarial ya no resiste ningún presupuesto medianamente serio. Solución de la época hay que achicar la plantilla o sea se vienen los despidos.
El funcionamiento actual se sostiene incluso con los aportes de los propios empleados (en Ezeiza, por ejemplo, los insumos son aportados por los trabajadores). Martino acumula 7 meses de deuda y así podríamos seguir.
En el ínterin los medios de comunicación reflejan las consignas de "para avalancha", verba propia de la cultura del aguante, por una lado y, del otro discursos de una sensatez refinada de escritorio. Los empresarios que antes hacían negocios con AFA y hoy la quieren conducir.
Macri no acepta ni consentirá a Moyano y su yerno Tapia en la conducción de la AFA. Eso es tan irreversible como que la escalada del moyanismo esta empezando. Primero con declaraciones rimbombantes luego con medidas de acción directa.
¿Y los clubes? Ajenos como de costumbre a estos juegos de poder. Los endeudados hasta el túetano rascando las ollas y adhiriendo a quien le prometa más moneda. Los que no tienen ni derecho a endeudarse haciendo bulto en los mitines de barricada desempolvando discursos tan viejos como increíbles.
Tiempos duros y de escasez. Si la pelota no se mancha, por ahora, no se nota.
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