Opa, opa, al compás del tamboril, opa, opa... intentaba entonar con su último hilo de voz y escaso aire el interminable Alberto Castillo quien volvió a los escenarios y a su popularidad devorada por los años de la mano de Los Auténticos Decadentes. Sin la gracia ni la simpatía de los integrantes del famoso grupo musical así podrían ser catalogados los decadentes que rodean al balbuceante Mazzacane.
¿Dónde habrán quedado los rezongos del chatarrero de Tricolores? Ese a quien apodaban "mi club" porque cuando se discutía por el futuro de la Liga y el bienestar general eran las únicas dos palabras con las que se chocaba. A todas las chapas de los traidores se les caen los tornillos deberían recordar los que se auto homenajean en vida.
La ambulancia de Mazzacane tarda exactamente lo mismo que las del resto, o sea, una eternidad cuando debe atender urgencias acaecidas en la periferia. Obvio, la base siempre está en la zona urbana nunca en los límites de La Plata. Ya explicamos el negocio de la urgencia.
Casi muere un árbitro y la Liga sigue su derrotero decadente. Sigue el baile, al parecer.
Murió Georgina Galvez y al estúpido no se le ocurrió dialogar con la Municipalidad para que el SAME y el servicio que contratan los clubes puedan articular y se complementen. ¿Necesitan mas cadáveres para dimensionar la gravedad del asunto?
Se peleaban por no ir cuentan los testigos que en la cancha, en medio de la desesperación, temían por otra tragedia en un cancha liguista. De terror.
Se peleaban por no ir cuentan los testigos que en la cancha, en medio de la desesperación, temían por otra tragedia en un cancha liguista. De terror.
¿Recuerdan las críticas del "subnormal" del saco de corderoy marrón a las ergometrías? Tarda pero llega.Todo llega.
Mueren jugadores se descompensan árbitros y el idiota se aleja de los micrófonos porque sabe que no tiene nada para decir. Si no hay controles previos para la práctica deportiva de mediana competencia no alcazarán todas la ambulancias de la ciudad para trasladar a los descompensados y agonizantes.
Sigue el baile pero en la cubierta del Titanic y entre decadentes claro que sin ninguna gracia.
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