Cuando Julio Grondona decidió que su ariete en el interior sería un joven de Ayacucho que despertaba nula empatía en sus amigos de dinero del hasta ese momento "interior" pero que, pese a ello, le juntaba casi todas las cabezas de las ligas del interior hizo que el sempiterno acudiera a su imaginación para aconchabar al abogado de Mar del Plata Roberto Fernandez, que rumiaba odio y desprecio porque veia venir que quedaba fuera de la foto. Y así fue nomas, le invento un cargo: Asesor Letrado. Poco importó que la AFA destinara un jugoso salario al reconocido abogado proveniente de San Lorenzo de Almagro, Mario Schmoisman. Era necesario aquietar las turbias aguas que bajaban del interior y algo había que conceder al bando de los tipos que eran tan pobres que lo único que tenían era plata.
Y así se creo un cargo que consistiría en que a toda decisión política había que adunarle un informe o dictamen del asesor "letrado".
De los desaciertos y juicios que Fernandez le hizo perder a la AFA escribiremos en otra ocasión.
Importa y mucho para esta nota destacar que el cargo quedó y, luego del anodino paso de "retoño", en la nueva composición del consejo de Leo Dan recayó en el abogado de Pehuajó, Fernando Bethouart.
Lo que nunca imaginó el pehuajense es que sus informes y opiniones "juridicas" iban a tener menos peso que las patas de un canario.
Nadie lo llama. Salen reformas, retoques reglamentarios y otros yuyos y la opinión de Bethouart? Bien, gracias.
Nuevas épocas. Otros rumbos. Torbellino con mucho pragmatismo y, a sabiendas que el cargo en sí mismo es un invento y los dictamenes innecesarios, no dudó en mantenerlo y cubrirlo si eso le garantizaba que los retazos del ceresismo se iban a alinear.
Mientras tanto en Pahuajó Manuelita, que sigue viviendo allá tiene quien la cuide.
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