 La rebarba del "ceresismo", es decir, el conjunto de ex frecuentadores del 5º piso de Viamonte al 1366 en épocas pasadas y que, testimonialmente, integran el elenco que Torbellino aceptó para el Consejo Federal están algo inquietos.
La rebarba del "ceresismo", es decir, el conjunto de ex frecuentadores del 5º piso de Viamonte al 1366 en épocas pasadas y que, testimonialmente, integran el elenco que Torbellino aceptó para el Consejo Federal están algo inquietos.
Sometidos a un ninguneo constante se aferran a la denominación de sus cargos los cuales solo mantienen el nombre  mas no la funcionalidad de antes.
Este es un consejo del Si Presidente y el mas rastrero mas veces viaja a la capital pero sus posibilidades de incidir en las decisiones de fondo son nulas.
Se acerca mucho mas al consejo de la década del 60 del siglo pasado cuando 5 o 7 tipos representaban al país y, por cercanía eran designados para suscribir actas de las decisiones que tomaban dos o tres.
En la AFA residual es Chiqui, Torbellino y Retoño quienes manejan a voluntad las cuestiones del interior, el resto diría la filósofa televisiva Moria Casan son solo un decorado.
Ese reducción a escenografía es lo que en el ultimas horas esta runfla ha dejado trascender como malestar a distintos medios: hay molestia porque el ninguneo duele.
El gatopardismo se resume en una frase tan contundente como tautológica: "que todo cambie para que no cambie nada". Eso es lo que se verifica hoy en Viamonte: del Si Julio se pasó al Si chiqui con las distancias siderales existentes en los destinatarios del ditirambo.
De a poco se despabilan los que algo piensan y acentúan su servilismo quienes saben que aún arrastrándose el caracol recorre distancias que, por su ansiedad, el cervatillo no logra siquiera mensurar.
 
 
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