En su habitual conferencia de prensa semanal el Ministro de Jefatura de Gabinete, Blanco anunció la buena nueva: la vuelta del público a las canchas liguistas. Quedará a cargo del APREVIDE la reglamentación del adelanto del ministro, permitirá el ingreso de hasta cien personas por estadio excluyendo a los planteles y acompañantes. Ya sabemos que eso va a degenerar en 200 personas por cancha: sencillo los "acompañantes" van a hacer la diferencia. Interpretación argenta.
Medida electoral si las hay. Ningún indicador epidemiológico la abastece si consideramos que la variante delta avanza día a día. La tercera ola está llegando en tanto el gobierno le prende velas a San Expedito para que la vacunación exitosa, sin discusiones a esta altura, la retrace lo más posible. Hay que llegar a las PASO sin un desborde de contagios de COVID.
Es fina la línea sobre la que se pretende hacer equilibrio: la imposibilidad de seguir imponiendo restricciones en instituciones, como las que sostienen al deporte amateur, que ya no pueden mantener sus actividades sin el flujo y circulación de socios y allegados para que la rueda virtuosa comience a moverse y el cuidado necesario para no arrase un nueva ola de COVID. Es de esperar una reglamentación a conciencia del Aprevide (ya sin el esperpento de Lugones) y sobre todo: con el control responsable de los clubes para que no jueguen las poquísimas fichas que les quedan a un número pleno. Son muchas chances en contra como para arriesgarlo todo.
Sobre el fin del invierno, Santa Rosa hará justicia y la próxima fecha que se dispute en la Liga ya no tendrá al pusilánime Mazzacane como titular liguista. ¿Será la Virgen quien evite que un charlatán y arribista como el cachetudo Arteca se desplace orondo por las canchas liguistas como presidente? ¿Sera, además del final del invierno: el fin del infierno de la pandemia? El Papa negro, según Nostradamus, anunciaba el fin de los tiempos.
Dios proveerá.
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